Galicia: verde que te quiero verde
- Eduardo Arosemena

- 2 sept
- 8 Min. de lectura

Lo que sigue no trata sobre el poema de García Lorca, sino más bien es una referencia al bardo andaluz para acercarme a un lugar que me hace pensar, más allá del vino, en el color de la esperanza. Mi primera noción de un lugar llamado Galicia me devuelve a mi infancia en Guayaquil, rodeada de música como parte de la cargada agenda social en el piso ocho de Malecón y Mejía donde vivía con mis padres y hermanos. Mi padre era un ávido fanático de Julio Iglesias por lo que aquello de "quiero tus riberas, tus montes y valles, tus ojillos tristes llenos de pesares" resonaba en la imaginación de un niño de 10 años que se preguntaba qué era lo que hacía tan especial a ese lugar al que se evocaba con una añoranza particular, casi que como si el objeto de la nostalgia hubiera desaparecido. Tardé 35 años en comprender por qué Galicia tiene una magia de olvido, de saber que en cualquier momento nos iremos de sus verdores sin saber cuándo regresaremos. Y que, estando allí todavía, al avizorar la partida, una la comienza a extrañar.
Es el jardín de España, donde uno va a respirar, cerca del mar, dejando atrás montes y páramos del interior del país. Esos enormes trechos azotados por el sol y la piedras terrosas que se ven de los trenes donde uno imagina siglos de historia de palacios quemados y sangre derramada. Tiempo que se fue mientras se lloraban o celebraban conquistas o derrotas que, para bien o mal, han construido a la España de hoy. Todo eso parece acabarse en Galicia. Por alguna extraña razón este lugar se siente separado, incluso físicamente, del resto de la península. Galicia es como una especie de isla que, más que flotar, parece bailar con el continente. De hecho, me sorprendí al constatar la escasa e infrecuente disponibilidad, en trenes y aviones, de conectar a Galicia con el resto de España. Tal vez sea mejor así. Los jardines secretos son los más difíciles de olvidar. Como dije, uno respira en Galicia. Allí, quiero pensar, hay una tregua implícita causada por una belleza natural y ancestral que provoca cambiar las armas por abrazos. Vamos al vino.
Como les comenté en la nota anterior, conocí Galicia por primera vez de la mano del Grupo La Rioja Alta cuando en el 2023 me invitaron a conocer todas sus bodegas en España. Aunque sólo estuve 36 horas, ello fue suficiente para captar la luminosidad rejuvenecedora de sus paisajes. En aquella ocasión nos alojamos en el Convento San Benito en la costera ciudad de A Guarda. Muy recomendado lugar que tiene la esencia gallega: una era que ya pasó pero que sigue vigente porque lo hermoso de toda herencia no son las cosas que quedaron para mirarse, sino la sensación de sentir vivos a las personas que las pusieron allí. Acá el enlace para que lo pongan en su lista de viajes futuros como posible hospedaje. Y, les dejo también, las visitas que hice en el 2023 a la bodega del GLRA. Aquí cuando llegué y en este enlace el recorrido por Lagar de Fornelos, donde se hace el delicioso Lagar de Cervera, el fresco Pazo de Seoane y el Lindeiros, que bordea la perfección y que estuvo entre mis vinos favoritos del 2024. Acá pueden ver la lista.
El año pasado tuve la oportunidad de regresar pero me aseguré de darme más tiempo en Galicia. Nos alojamos en el hotel Attica 21 en la ciudad portuaria de Vigo. No me caben los elogios para la comodidad y el servicio de este lugar. La primera visita a bodegas me llevó a reencontrarme con Antón Fonseca, CEO y Vicepresidente Ejecutivo del Grupo Terras Gauda. Generosamente, Antón vino a recogernos al hotel para llevarnos a la bodega que es el alma del grupo: Terras Gauda en O Rosal. Escucha mi charla con el Director Enológico Emilio Rodríguez en este enlace. Les recomiendo visiten la bodega no solamente por la calidad de sus vinos y bellos paisajes, sino porque el equipo eno-turístico les hará un recorrido interactivo por los viñedos a la vez que te educan sobre la cultura gallega, tan única en su folclor. Vean un poco lo que fue mi día en este enlace. Como les comento en este segundo reel de Instagram, el Albariño es feliz en un clima frío y verde, con proximidad al mar y suelos graníticos. Además, contrario a lo que se piensa, es un vino blanco que añeja maravillosamente bien.
La próxima visita me llevó a otra propiedad del Grupo González Byass: Pazos de Lusco. Si van por Galicia no dejen de llegar a esta bodega en el Condado de Tea. Es realmente impresionante, como sacada de un cuento medieval irlandés. Piedra expuesta, parte cubierta por un un verdor brillante que encandila y se torna amarillo rojizo en los extremos. Por acá no ha pasado el tiempo. Lo que para estos muros son minutos para nosotros es una vida entera. Pone a pensar a uno en la antigüedad del vino y en nuestro efímero paso por este mundo, que cuenta entre sus placeres pasajeros degustar una copa al calor de una conversación con quienes hoy custodian viñas y parajes que llevan saciando la sed del hombre hace miles de años. Aparte de los vinos deliciosos que producen aquí, Lusco cuenta con unas instalaciones que te enseñan cómo era la vida gallega de antaño, explicándote aquello de que "pazo" siempre es capilla, palomar y ciprés. El Pazo Piñeiro, que le da nombre a la bodega y es, además, el vino principal de la bodega, data del siglo 16. Acá pueden ver parte de mi visita para que vayan entusiasmándose con un periplo hasta este lugar ancestralmente encantador. Y si se animan a profundizar sobre las Rías Baixas y sus vinos, acá mi reseña de una belleza de vino blanco. Tras la visita, almorzamos en un restaurante que recomiendo pongan en su lista de viaje: Esteban Selección Culinaria. Estupenda selección de mariscos frescos y platos idóneos para acompañar con los vinos gallegos. Les dejo el enlace de mi charla con el enólogo Sergio Elán para que profundicen en su apreciación por los vinos de Pazos de Lusco. Recuerden seguirnos en el podcast.
Por la tarde, me esperaba Rafael Salgado en Viña Caeira ubicada en Salvaterra do Miño y que es parte del portafolio de bodegas de Carlos Moro bajo el sello de Grupo Matarromera. Del saqué, detecté en su voz esa esencia galega al hablar que parece una especie de canto que se tranforma en una suerte de masaje al tímpano. Esta bodega es relativamente nueva por lo que sigue en una fase de construcción y expansión. El perfil de los vinos es de mucha fruta tropical que se enmarca posteriormente en una correcta acidez. Acá pueden ver parte de mi recorrido. En este enlace pueden escuchar mi charla desde la bodega con Rafa Salgado. Prueben el Viña Caeira y me dicen si detectan algo de lo que les cuento en esta reseña.
Carlos Moro me insistió tanto que visite Viña Sanclodio en el Ribeiro que no le pude decir que no. Y cuánta razón tenía. Si Rías Baixas es música, el Ribeiro es escultura. Siento que la una canta y que la otra se levanta a la vista casi como si se estuviera creando ante nuestra vista. Es un lugar que se siente aún más removido del presente que las bodegas que visité en los días previos. Llegar a las lomas pobladas de verdor en el Ribeiro es llegar al siglo 19, donde el aire era más puro y la gente contaba el buen arte de la conversación como una necesidad humana. Yo fui a escuchar, a respirar y a dejarme llevar por los milagros de esa uva tan única que es la Treixadura. Sanclodio es alucinante. Había sido la casa y viñedo de un reconocido director de cine español (José Luis Cuerda, 1947-2020). La bodega es muy pequeña y cuenta con una estructura patrimonial que no puede ser alterada sin el consentimiento del estado. Vean un pedacito de mi visita aquí. Los vinos que producen son amplios, con una generosa sensación de fruta y mineralidad en nariz y boca. Son de perfil gastronómico amplio ya que maridan con una diversidad de platos. El logo de la bodega es encantador ya que recrea el primer dibujo que se conoce de una vid. Vayan a visitarles, es un lugar muy coqueto que, en consecuencia, resulta perfecto para una escapada romántica.
La siguiente parada en la ruta me llevó a conocerme con la vital y telúrica Pilar Higuero en un lugar que hay que visitar para creer que existe: Lagar de Sabariz. Pilar y yo somos amigos virtuales hace algunos años y jamás nos habíamos conocido personalmente. Mi madre, tías en Ecuador y sobrinas de Puerto Rico la habían visitado en su casa, donde queda también la bodega. Al volver me narraban de ese lugar del mundo tan único que la verdad no sé por qué esperé tanto para llegar. Mientras escribo esto lo recuerdo como un lugar de luz y me viene a la mente el genial título de aquel cuento de García Márquez: La Luz es como el Agua. Así es aquel lugar y así es su dueña. Claro, brillante, colorido, lúcido y demás adjetivos no le hacen justicia a un lugar que es lo más cercano a la idea que tengo del paraíso. Le pego a las teclas del ordenador y me transporto a Sabariz, a su calor humano que solamente es posible en un lugar donde la vida se siente como si discurriera en un permanente abrazo entre el tiempo y el sol. Les comparto lo que fue mi visita a este lugar al que le prometí regresar a su custodia, esa mágica alfarera de uvas que es Doña, con Mayúsculas a una Grande España, Pilar Higuero. Llamarla amiga es lo único que me gusta más que probar sus vinos, donde va un poco de ella y donde la luz, como el agua, te termina alumbrando la alegría. Y hoy, calentándome con cariño, la memoria. Vayan, es el jardín de Galicia, que ya les dije es el jardín de España. Vean un poco más de este paraíso posible aquí.
Mi último día completo en Galicia me llevó a conocer la que para muchos es una de las bodegas más importantes de la región y que, asimismo, cuenta con una estancia que parece sacada de un cuento de hadas: Pazo Señorans. Es una parada obligatoria si vas por las Rías Baixas. Te dejo un pedacito de lo que fue mi recorrido y una entrevista con Vicky Mareque, Gerente General de la bodega. Pienso que Pazo Señorans juega en una liga aparte, en la cúspide de lo que son los vinos de mayor calidad de España. Su legendario Selección de Añada es para muchos el mejor vino blanco de Galicia. Tomé tantas fotos en este lugar que es el archivo digital más extenso de mi recorrido por la Denominación de Origen. Espero que lo que les comparto les convenza en visitar. Y, naturalmente, si eres amantes del albariño, lo que producen en Señorans es sobresaliente.
Hablar de Santiago Ruiz es también hablar de Puerto Rico. Por mucho, es el vino blanco más vendido en nuestra isla. Su distintiva etiqueta -escuchen la entrevista en el podcast para saber su origen- es para muchos consumidores boricuas el vino referencial a la hora de tomar un vino fresco para combatir el calor o para acompañar mariscos o paellas. Tuve el enorme privilegio de conocer y almorzar con Rosa Ruiz, hija de don Santiago, a quien le apodaban el "padre del albariño" y con la enólogo de la bodega, Luisa Freire. Accedan a este enlace para escuchar la entrevista con ambas. Conozcan un poco de este encantador y familiar proyecto mediante esta publicación en mi cuenta de Instagram.
Mi cena de despedida antes de emprender el viaje a la Ribera del Duero me reencontró con Robustiano Fariña y su esposa, Laura Vázquez, quienes están al frente de Bodega y Viñedos Attis, para muchos, entre los que me ubico, una de las mejores bodegas de Rías Baixas al día de hoy. Cenamos en pareja junto a mi esposa en el restaurante del Attica 21 degustando unos extraordinarios vinos tintos gallegos que hoy se consiguen en Puerto Rico con Bodegas Compostela. Acá les dejo el enlace de mi charla con Robustiano cuando vino a San Juan y catamos varios vinos blancos de su portafolio. Y, si les interesa escuchar la charla en Vigo enfocada en los vinos tintos, pasen por aquí.

Gracias Galicia por ser sabia para el corazón, gentil a la vista, amable con el recuerdo e inolvidable para el alma. Cierto es aquello de Teño morriña, hey, Teño saudade, Porque estou lonxe, De eses teus lares.
¡Salud y dale share!






























































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